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Víctor Hugo Galván Sánchez

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L.F. Víctor Hugo Galván Sánchez

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El siguiente compilado es un trabajo realizado por Paulina Pérez Orozco.
 
 
 

Perspectivas de la Filosofía Contemporánea

 

La filosofía a través de la historia se nos presenta sobre todo en carácter evolutivo, por lo que se define en grandes periodos que reconocemos como antigua, medieval, moderna y contemporánea.

En este caso, al hablar de filosofía contemporánea se puede decir que lo esencial es la determinación de los problemas, a partir de los que puede distinguirse la tendencia objetivista de la filosofía analítica y su giro lingüístico; en contrapartida con la tendencia subjetivista con la fenomenología y la hermenéutica; de ahí que no se puede hablar de una unidad de contenidos en la filosofía contemporánea, pues lo que la caracteriza es más bien la unidad de estructuras.

 

El presente trabajo comprende una síntesis del pensamiento filosófico de la época contemporánea, a través de algunos de los filósofos más representativos de las diversas corrientes en que han sido enmarcados, con la finalidad de tener un panorama general de la filosofía de nuestros días.

 

 

 

Antirracionalismo

 

En la historia de la filosofía hubo varios intentos por rechazar el racionalismo como el voluntarismo, el romanticismo y el fideísmo. El irracionalismo no es una corriente filosófica homogénea, ni una escuela. Los grandes irracionalistas del siglo XIX son Schopenhauer, Kierkeggard y Nietzsche, quienes fueron considerados en su tiempo personas raras o enfermas; individuos marginales, fuera de las corrientes y de la sociedad establecida que tienen en común la preocupación por liberar al ser humano de su prisión de la razón. 

 

 

Arthur Schopenhauer (1788 – 1860)

 

A Schopenhauer lo distingue su desprecio por Hegel y el idealismo; y su admiración por Kant. Su filosofía está contenida principalmente en las obras: La cuádruple raíz del principio de razón suficiente (1813); El mundo como voluntad y representación (1818); Parerga y Paralipomena (1851). “El mundo es mi representación” (Suances, 2004: 135), así empieza Schopenhauer El mundo como voluntad y representación, concediendo supremacía a la voluntad respecto a la inteligencia; la voluntad es metafísica mientras que el intelecto es físico, y la existencia, tiene un fin moral, no intelectual ( Ibíd.: 156–157).

 

Schopenhauer no parte del objeto (contra el materialismo); ni del sujeto (contra el idealismo), sino de la representación que implica a ambos. Para este filósofo la materia no es más que una forma de conocimiento, una representación. Las clases de objetos, de representaciones que hay son cuatro: “1) intuiciones empíricas; 2) los conceptos; 3) intuiciones a priori de espacio y tiempo; y, 4) los deseos” (Ibíd.: 138).

 

 

Aabye Kierkegaard (1813 – 1855)

 

Las principales obras se Kierkegaard son: O lo uno o lo otro; Temor y temblor; El concepto de la angustia; Migajas filosóficas; La enfermedad mortal.

Kierkegaard reclama la superioridad de la existencia sobre el pensamiento y la razón. Para este filósofo la realidad individual es suprarracional, es decir, la razón tiene un papel auxiliar, no al servicio de la vida, sino de la existencia humana que es impredecible (Cf. Suances, 2004: 82).

La revolución kierkegaardiana es de orden personal, subjetiva y espiritual; hay que encontrarle sentido a la existencia desde la contradicción, que es parte de la vida que vamos viviendo (Xirau, 2007: 379); de ahí que uno de sus postulados más sobresalientes es el de angustia, que analiza desde una perspectiva religiosa. La angustia para él es el vértigo de la libertad.

 

 

Frederick Nietzsche (1844 – 1900)

 

El origen de la tragedia; Así habló Zaratustra; La genealogía de la moral y Más allá del bien y del mal, son algunas de las obras más importantes de Nietzsche. En ellas expresa en esencia la afirmación de los valores vitales en una voluntad de poder que lucha contra aquellas doctrinas que según él, niegan la vida; tal es el caso del cristianismo que, para Nietzsche, promueve una “moral de esclavos” que engendra espíritus débiles y cobardes.

            

 Nietzsche propone la moral de señores, cuyo profeta es Zaratustra; moral que con su concepto de la muerte de Dios, expresa que el hombre debe dejar atrás las hipocresías, hacerse dueño de su destino y encarnar de manera perfecta los valores vitales humanos, lo cual resume en su concepto de superhombre. Por labios de Zaratustra anuncia también la eterna circularidad del tiempo, la eterna repetición de lo mismo. Las tres metamorfosis para Nietzsche son: pasar de camello a león y de león a niño, está última es la imagen del superhombre.

 

 

 

 

Vitalismo

 

Con este término se designa a aquellas corrientes que exigen la presencia dentro de los seres vivos de algún principio vital, que anima. Se apoya en mucho con la Biología, que estudia los organismos que se autoregulan.

La filosofía de la vida se preocupa especialmente por el hombre en sí mismo, por la individualidad, como inmerso en la vida. En la historia de la filosofía nos encontramos con distintas formas de pensar sobre la vida y su relación o desarrollo con lo que es el mundo.

 

 

Henri Bergson (1859 – 1941)

 

La filosofía de Bergson es una reacción contra el positivismo y está contenida principalmente en: Ensayos sobre los datos inmediatos de la conciencia; Materia y memoria; La evolución creadora; y, Las dos fuentes de la moral y de la religión. En su obra expone el método de las líneas de hechos, que consiste en ocuparse de un problema (limitado) y analizarlo hasta sacar todas las consecuencias que de él se derivan.

 

El vitalismo de Bergson es Evolución creadora, donde establece una distinción entre instinto e inteligencia: el primero está cerca de la vida y del acto de vivir según las leyes naturales; la segunda es formal, abstracta y distante. Bergson describe la vida como un cohete  que asciende, donde el fuego del cohete es la vida misma, el impulso vital (élan vital); las cenizas que caen representan la inercia de la materia (Xirau, 2007: 422).

 

 

Wilhelm Dilthey (1833 – 1911)

 

Dilthey, siguiendo a Kant, con sus críticas de la razón pura, la razón práctica y del juicio, quiso añadir la razón histórica. Para Dilthery el mundo está estructurado de manera que el yo lo puede interpretar, es hermenéutico, comprensible. La vivencia es la forma particular de experimentar la realidad que me es dada.

 

Dilthey piensa que la estructura psíquica del hombre  le conduce a pensar según tres grandes modalidades: cuando predomina la razón, la filosofía es cientificista y positivista; cuando es la vida afectiva la que predomina, es idealista y panteísta; cuando la voluntad es la que predomina, el idealismo es de tipo liberal.

 

 

 
 

 

Fenomenología

 

El principal exponente de la fenomenología es Husserl. Esta corriente propone hacer descripciones antes que explicaciones. La descripción será directa, sin prejuicios. La primera actitud del fenomenólogo debe ser la supresión de todas las predisposiciones.

 

Según Husserl, cuando la descripción implique la presencia de hechos inexplicables, habrá que realizar epoché (suspensión del juicio), es decir, habrá que poner entre paréntesis tales hechos hasta que las descripciones detalladas y precisas permitan más tarde su explicación.

 

 

Edmund Husserl (1859 – 1938)

 

Husserl parte de que la conciencia sale y el mundo viene constantemente. La filosofía de Husserl constituye una vuelta a las cosas misas, a los datos inmediatos donde todo fenómeno se ofrece a la conciencia y ésta es intencional, es decir, crea el objeto por medio de todas las perspectivas posibles. Los polos subjetivo y objetivo son necesarios en la fenomenología, pues consiste en pasar del noema (los distintos aspectos del objeto), a la noesis (la conciencia hacia el objeto), que en ese momento se vuelve noema, puesto que su contenido es lo que se quiere analizar.

 

 

Max Scheler (1874 – 1828)

 

Aplicó la fenomenología al campo de los valores. Es el fundador de la antropología filosófica con su obra: El puesto del hombre en el cosmos. Para Scheler el ser humano es persona en la medida en que es capaz de estar abierto al valor.

Según Scheler el valor es algo que se intuye. No se puede decir que se conocen los valores, porque los estaríamos reduciendo a la intelección; tampoco que los queremos porque los reduciríamos a la volición. Scheler dice que la forma de estar en la sociedad y de enfrentarse al mundo es el resentimiento, que concibe como el motor posibilitador de la vivencia del valor.

 

 

 

 
 

Existencialismo

 

Es la corriente filosófica que antepone la existencia al pensamiento. En este sentido, los filósofos existencialistas son filósofos de lo concreto, de la existencia humana y de sus cambios o alteraciones que ocurren entre el nacimiento y la muerte.

  

 

Martín Heidegger (1889 – 1976)

 

La filosofía heideggeriana se centra en la pregunta por el ser. Para Heidegger, la existencia nos da cuenta del ser, pero no es el ser. La intuición de este filósofo es que un ser no puede preguntarle a otro ser por la existencia, sino a sí mismo.

En su obra Ser y Tiempo expone el Ser–en–el–mundo, que no significa forma–parte–del–mundo, sino el existir desplegándose  (trascendiendo), en posibilidades propio del existente. El existente es para Heidegger dasein, es decir, ser arrojado, ser temporal, “ser –relativamente–a–la–muerte” (Moreno, 2000: 145–148); de ahí, que conciba la existencia del daseinsentada en la nada.

Heidegger expuso que las manifestaciones que mejor dejan–ser al ser (dejan–ser el misterio), son la obra de arte y la poesía.

 

 

 

Jean Paul Sartre (1905- 1980)

 

Con El ser y la nada, Sartre funda el existencialismo ateo en el que lo primero es el hombre, su propia voluntad responsable y constructora del yo; sólo así será existencia, pues para Sartre, el hombre es lo que él mismo se hace: el mismo es el artífice de su propio ser y esencia.

El hombre además, está condenado a ser libre, a decidir por sí mismo; se elige, se forja y se proyecta al futuro. “No hay dios que lo limite y configure” (Torre, 1997: 307).

 

 

Ortega y Gasset

 

De acuerdo con el pensamiento orteguiano se puede decir que al ser humano le es imposible evadir sus circunstancias, es más, está condenado a conocer e ignorar determinadas verdades. Ortega expresa que toda verdad es relativa a un individuo y a su perspectiva espacio–temporal.

La sensibilidad de Ortega emerge en una sensibilidad por la vida, en la que la razón, la cultura y los valores están en función de la opción de vida del hombre; pero no la vida en sentido estricto y literal, sino en cuanto a vida razonada, o dicho en otras palabras, en cuanto a “razón vital”.

 

 
 
 
 
 
 

Filosofía del lenguaje

 

Una de las disciplinas más jóvenes de la filosofía es la Filosofía del lenguaje, que surge a raíz del llamado giro lingüístico a principios del siglo XX. Se centra en el análisis lógico del lenguaje y en los juegos de lenguaje.

 
 

Bertrand Russel (1872 – 1970)

 

Russel pensó el lenguaje como función de verdad y que es posible una gramática lógica suficientemente clara para que todo lo que pueda decir claramente sobre el mundo sea reductible a funciones de verdad más o menos complejas.

Su idea del atomismo lógico expone que las frases o proposiciones son atómicas, es decir, indivisibles. Si suponemos que el lenguaje es una forma de entender el mundo, el mundo tendrá una forma atómica y estará constituido por acontecimientos espacio–temporales a los cuales se refieren las proposiciones de la gramática (Xirau, 2007: 483).

 

 

 

Ludwing Wittgenstein (1889 – 1951)

 

Las obras más importantes de Wittgenstein son El Tractatus Logico-Philosophicus y las Investigaciones filosóficas. Su teoría es una búsqueda metódica de los elementos simples. Dice que las proposiciones complejas pueden reducirse a proposiciones simples, las cuales a su vez se refieren a hechos atómicos del mundo que son últimas instancias de realidad, pero sin las cuales no existirían los hechos complejos. Para Wittgenstein, una proposición es una representación de la realidad, tan es así, que sentencia que los límites del lenguaje son los límites del mundo.

 
 
 
 
 
 
 

Filosofía de la ciencia

 

La filosofía de la ciencia es la investigación sobre la naturaleza del conocimiento científico y la práctica científica. Se ocupa de saber cómo se desarrollan, evalúan y cambian las teorías científicas. La mayoría de los filósofos coinciden en que la filosofía de la ciencia es parte del desarrollo de la filosofía analítica. El grupo que inauguró la filosofía de la ciencia fue el Círculo de Viena con Popper.

 

 

Karl Raimund Popper (1902 -1994)

 

            Popper defiende la explicación abierta de la historia y de la sociedad sin puertas clausuradas ni horizontes prefijados, sino en apertura a una continua confrontación  y sujeta a una crítica y a un cambio endógeno (desde el interior). Popper puso en evidencia muchos de los errores que cometía la ciencia hasta ese momento debido precisamente al método de investigación y validación predominante: la inducción.

El es creador del racionalismo crítico que consiste en adquirir una actitud crítica frente a las teorías plenamente establecidas en la ciencia, pues en el proceso científico algunas teorías son superadas y sustituidas por otras teorías, lo que él llamó criterio de falsación. El conocimiento científico, argumentaba, no avanza confirmando nuevas leyes, sino descartando leyes que contradicen la experiencia.

 

 

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